El surgimiento de una diplomacia ciudadana
- Sylvia Mabel Cárdenas Morales
- 2 feb 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 jun 2023

El actual panorama internacional, analizado desde un enfoque de gobernanza global, manifiesta una relocalización de autoridad, misma que es construida a través de la colaboración e inclusión de actores no estatales en temas que anteriormente eran ajenos a ellos. Con ese fundamento, los paradigmas han cambiado y los canales de comunicación entre sociedad civil y Estado han progresado, lo que permite conceder a las Organizaciones de la Sociedad Civil un papel más relevante en el actual panorama internacional. México es un actor de este panorama internacional y enfrenta a una sociedad que demanda espacios de participación en la agenda global, y al mismo tiempo busca ser partícipe de una diplomacia ciudadana.
La diplomacia ciudadana es una práctica llevada a cabo por actores no estatales, como lo son las Organizaciones de la Sociedad Civil. Esta diplomacia nueva o alternativa, no pretende emular a la diplomacia oficial, sino ser una práctica que promueve agentes de cooperación junto a los actores estatales en temas de política internacional. Tradicionalmente, las Organizaciones de la Sociedad Civil habían demostrado una falta de interés en el tema, por lo que su influencia en el diseño de la política exterior de México era mínima. En cambio, la apertura democrática al finalizar la década de los noventa y el interés del sector empresarial por participar en conjunto con los tomadores de decisiones de política exterior, fueron elementos de cambio para generar un interés por parte de actores no estatales. Fue a principios de la década de los noventa, cuando un colectivo de organizaciones comenzó a impulsar un marco legal que permitiera y fomentara el desarrollo integral del sector social, fundamentado en nuevos esquemas de relación entre el gobierno y la ciudadanía.
Actualmente, la tendencia global indica que los Estados democráticos o semidemocráticos muestran una actitud ambigua, pero abierta al mismo tiempo al involucramiento de las Organizaciones de la Sociedad Civil en los quehaceres del Estado, no puede afirmarse lo mismo si el hecho ocurriese hace tres décadas. La actitud abierta de esos Estados está reflejada más que por una voluntad explícita de cooperación, por la existencia de marcos normativos que permitan la participación de las Organizaciones de la Sociedad Civil en temas del Estado y la política exterior.
En el caso de México, este involucramiento de las Organizaciones de la Sociedad Civil con el Estado ha sido históricamente una relación de enfrentamiento, a excepción de ocasiones, como los momentos en que entraron en vigor dos mecanismos de participación, así como un periodo de relativo apoyo y cooperación por parte de la DGVOSC entre 2011 y 2014. Para que esta participación internacional pueda desenvolverse, particularmente la que desempeñan las Organizaciones de la Sociedad Civil, dos de los elementos necesarios que debe facilitar el Estado son los canales institucionales y marcos jurídicos (Serrano, 2015). En México, existen diferentes instrumentos de participación, sin embargo, carecen de estímulo al involucramiento en el tema internacional. Sylvia Mabel Cárdenas Morales. Dra. en Filosofía con Orientación en Relaciones Internacionales, Negocios y Diplomacia. Profesora de tiempo completo en posgrado y licenciatura en la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Cuenta con perfil PRODEP y es autora y coautora de diferentes capítulos de libros relacionados a los estudios internacionales, política exterior y diplomacia.
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